08 outubro 2011

Cacería de brujos o una nueva extirpación de idolatrías
Róger Rumrrill


Una sangrienta cacería de brujos se ha desatado en el distrito de Balsapuerto, provincia de Alto Amazonas, en la Región Loreto. Se calcula que sólo en los últimos doce meses han sido asesinados 14 curanderos, médicos vegetalistas o shamanes como se les conoce en la jerga académica.
Hasta la fecha, nadie ha sido condenado por estas muertes, pese a que existen testimonios que apuntan a los posibles autores intelectuales y ejecutores de estos crímenes. Aprovechando este cLima de impunidad, la hostilidad y las amenazas contra los curanderos se endurece y radicaliza. Incluso las rondas campesinas de Alto Amazonas están organizando un plan para “erradicar curanderos y brujos”.

Entrevisto en Yurimaguas a Segundo Pizango Inuma, el Presidente de la Federación de las Comunidades Nativas Chayawitas (FECONACHA). Precisamente la FECONACHA agrupa a las comunidades de la familia etnolingüística Cahuapana integrada por los Chayahuita, Shayabit, Jebero, Balsapuertino, Shiwila, Shawis, entre otros. Los curanderos asesinados en su mayoría son Shawis.

“Detrás de la muerte de los curanderos hay varias causas. Intereses económicos, celos, la gente culpa de la muerte de las personas a la brujería, las autoridades no quieren a los curanderos porque éstos tienen poder, sus recetas de plantas reemplazan a los medicamentos de las farmacias”, reflexiona Pizango Inuma.

Hay un mar de fondo en la muerte de los curanderos Shawis que hace recordar la extirpación de idolatrías de la época colonial cuando en nombre de la hispanización y la evagelización y bajo la acusación de idólatras fueron asesinados miles de sacerdotes y destruida la parafernalia del culto a la naturaleza.


El shamanismo o curanderismo andino- amazónico representa uno de los mayores saberes y conocimientos sobre la naturaleza y el hombre. Todo o casi todo el conocimiento de las plantas que la medicina occidental aprovecha se origina en la etnobotánica andino-amazónica.

En la lógica del extractivismo, del neoliberalismo a ultranza, de la modernidad del “perro del hortelano”, del materialismo capitalista, de la uniformización cultural planetaria, las cosmovisiones andino-amazónicas sobre la naturaleza, de las cuales los curanderos o shamanes son los intérpretes, son idolatrías que hay que extirpar y borrar.

Las plantas y la naturaleza tienen un poder que desafían la perversa racionalidad del poder. Por eso este poder quiere extirpar a las plantas y a los que conocen y usan sus poderes. El asesinato de los curanderos o shamanes Shawi de Balsapuerto es una forma de extirpación de idolatrías en el siglo XXI.


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